El caso de Depp vs Heard, nos ha enseñado un poco de lo peor de nuestra sociedad… …Nos mostró la hipocresía con la que definimos a quiénes tratamos de héroes o como villanos por cometer las mismas faltas.
Estaba en el secundario cuando tuve mi primer amigo homosexual. Lo admiraba, nunca se lo dije. Con sus 15 años caminaba por los pasillos como bailando. Era el centro de atención en aquel colegio público de la Córdoba del 2004. Murmuraban, señalaban, burlaban. Rara vez lo vi volver la mirada sobre el hombro y revolear los ojos, él caminaba con pasos bien dados por esos pasillos, entre las miradas, entre las burlas. Yo quería ser como él, genuino, valiente, nunca se lo dije. Alguna vez me preguntó como hacía para ser su amigo y también serlo de quienes lo odiaban, con quienes yo jugaba a la pelota… Siendo falso, siendo cobarde, así lo lograba. Ansiaba lo genuino, ser sin esfuerzo, ser sin caretas.
Dicen que le diste mucho al fútbol Diego, yo creo que tomaste todo del fútbol: fortuna, fama, poder… y a cambio, dejaste malos ejemplos, patanería y fanfarronería en la cancha, y fuera de ella, creo que ya nos ha quedado claro lo que eras.
Los amigos de Diego se enteraron de que él había matado a Jessica. Les mostró el cuerpo en la cajuela de su auto, y ellos, en un acto de cobardía y fidelidad patriarcal, decidieron no avisar a las autoridades…
Proclamarnos feministas, es entonces, una vil afrenta; es una burda apropiación de algo que no nos corresponde; es nuevamente, apropiarnos del trabajo de las mujeres como lo hemos hecho durante milenios.
Desde mi experiencia personal, les compartiré algunas cosas que yo he hecho y que me han servido para reconocer mis machismos ejercidos anteriormente, y estrategias que sigo para ir cambiando estos pensamientos, expresiones y comportamientos.
El mandato masculino tradicional dicta que así deba ser, que el hombre deba probar constantemente su masculinidad, ante todo y ante toda persona, especialmente sus congéneres.
El Domingo 26 de enero de 2020 TMZ reportó, a minutos del suceso, la noticia de que Kobe Bryant había…
A todos y a todas nos da terror imaginarnos que una mujer de las que amamos pudiera desaparecer de nuestras vidas arrebatada, pero cuando se logra encontar a una de ellas, entonces queremos examinar el cómo y por qué, en lugar de celebrar que está viva, que no le pasó nada, que regresa con los suyos, que no está en la interminable fila de las que no vuelven jamás. Como sociedad hay que cuestionarle el por qué la encontraron viva y sin ningún daño después de preocuparnos a todos.
La verdad sea dicha, para formar mejores hombres, debemos cruzar la frontera del “ellos contra nosotros” hacia un compromiso común de hacer cada uno nuestra parte para fomentar una convivencia sana que nos lleve a tener más empatía y, a la larga, una mejor cohesión social.