¡Rompe el pacto patriarcal!

Después de que Diego mató a Jessica, inundado por el pánico de estar plenamente consciente de lo que había hecho y de las posibles consecuencias que enfrentaría, fue pedir ayuda. Buscó primero a sus amigos, y les pidió que le ayudaran a enterrar el cuerpo y a deshacerse de la evidencia. Y es aquí el punto crítico de lo que lees, porque debes entender que lo que siguió a este acontecimiento, representa exactamente lo que está mal con los hombres, con la manera en que somos criados para protegernos, y con el pacto patriarcal, el «bro-code»… como quieras llamarle. Ese trato implícito entre hombres para cuidarse y protegerse de sus comportamientos misóginos, a veces, hasta llegar al feminicidio.

Porque fue exactamente eso lo que ocurrió: Los amigos de Diego se enteraron de que él había matado a Jessica. Les mostró el cuerpo en la cajuela de su auto, y ellos, en un acto primero de cobardía, mediante el cual buscaban no implicarse en el feminicidio, y segundo, de fidelidad patriarcal, para que su amigo no enfrentara las consecuencias de sus acciones, decidieron no avisar a las autoridades, lo que sin saberlo, los implica como cómplices.

Ellos sabían que el país entero estaba buscando a Jessica, sabían que en la familia de ella estaban desesperados por encontrarla, sabían que las autoridades tenían investigaciones abiertas para dar con su paradero. Pero prefirieron ser cómplices de su amigo, antes que hacer lo correcto y denunciarlo; por el bien de Diego, que evidentemente necesita atención psicológica e internamiento en un centro de rehabilitación social, por el bien de la familia de Jessica, de quienes supieron entonces, que no volverían a verla con vida, por la justicia que merece Jessica, y últimamente, por el bien de ellos mismos, por su paz mental, por su salvaguarda jurídica. Pero no, ni siquiera esto fue razón suficiente para que ellos traicionaran este falso sentido de «honor» entre hombres.

No revisaron si Jessica podía seguir con vida, no buscaron atención médica para ella, no mostraron el más mínimo esbozo de empatía para con una jovencita que acababa de ser brutalmente atacada y privada de su vida. Se limitaron a decirle que no lo ayudarían y dejaron que se fuera. No notificaron a las autoridades, no le avisaron a la familia de Jessica. Aparentemente les causó gracia ver el embrollo en que se había metido su amigo y se divirtieron pensando en lo que haría para salir de él. Crearon un grupo de WhatsApp en donde compartieron memes sobre el feminicidio de Jessica y se mantuvieron al margen de los hechos hasta que fueron requeridos por las autoridades para declarar sobre el feminicidio.

El de los amigos de Diego, es el retrato de todos los hombres que se burlan de ellas cuando marchan y rayan y rompen y queman, hartas de la violencia, del sufrimiento causado a tantas y tantas mujeres en nuestro país, a tantísimas familias, que jamás verán a sus mujeres de nuevo. Es la viva imagen de todos aquellos que dicen que «ellos las protegen» que nosotros «nacimos para cuidarlas», pero que cuando enfrentan las decisiones de decirle a su padre que no violente a su madre, de decirle a su hermano que no su chiste misógino no es gracioso y puede ser muy hiriente para mucha gente, de decirle a su amigo que no violente a su novia, o que no la engañe, o de decirle que tendrás que denunciarlo por el horrendo crímen que ha cometido contra una mujer, entonces voltean al otro lado. Entonces eligen honrar su sagrado pacto viril.

Porque nada es más digno de ser protegido que su hombría, porque para esos hombres, el traicionar ese trato, es ser menos hombre, y para muchos, es mejor implicarse en un crímen, que cuestionar su masculinidad. Porque para ellos, lo más sagrado es su hombría y defenderla frente a otros hombres, y por ello, las mujeres y sus sentimientos, sus pensamientos, sus derechos, sus vidas, pasan a segundo plano.

Este es justo el tipo de hombres que debemos evitar ser ¡No seas como los amigos de Diego! ¡No protejas agresores! ¡No protejas hombres violentos! ¡No protejas misóginos! ¡No protejas feminicidas! ¡No protejas a quien no necesita protección!

¡Rompe de una vez por todas el pacto patriarcal! Que eso ayuda mucho más que tu intención de «cuidarlas», lo cual solamente denota que te crees tan dueño de sus vidas, que viven o mueren por tu poder de decisión de cuidarlas o matarlas. El pacto patriarcal es un pacto de impunidad, un acuerdo para escapar a las consecuencias con la protección de la cofradía masculina. Es un acuerdo de cobardes y pusilánimes.

La ruptura de este pacto cuando estás habituado a él no será sencillo. A veces, será solamente un momento incómodo en que le digas a tu jefe que el comentario que hizo es machista e hiriente para tus compañeras, y a veces, será tan difícil como tener que decirle a uno de tus amigos más ceranos: «Lo siento hermano, voy a llamar a un abogado y voy a llamar a la policía, no te puedes escapar de lo que hiciste, voy a buscarte ayuda». No será sencillo, pero créeme, será mucho más digerible que tener a un oficial de la fiscalía frente a ti y a toda tu familia dicéndoles que una mujer de tu familia fue brutalmente violada, torturada y asesinada, y que hubo quienes sabían y tal vez pudieron hacer algo, pero eligieron proteger al asesino.

Josué Lavandeira – josue_lavandeira@alumni.harvard.edu

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