Proclamarnos feministas, es entonces, una vil afrenta; es una burda apropiación de algo que no nos corresponde; es nuevamente, apropiarnos del trabajo de las mujeres como lo hemos hecho durante milenios.
…Con la finalidad de que los hombres podamos asumir nuestra responsabilidad sobre la violencia machista que ejercemos, y que podamos atenderla desde espacios públicos y privados como hombres sin invadir los espacios que las mujeres han tomado para su reclamo y su lucha.
Este tipo de patriarcado es el que vivimos todos los días en nuestro México. En esta sociedad patriarcal, la mujer es vista como débil, sumisa, obediente y como una extensión de los hombres, de quienes adquiere su valor como persona.
…sé que yo no salgo de mi casa pensando que podría ser el último día que lo haga porque una mujer podría violarme y matarme solamente porque puede, ese horrendo pensamiento no me atraviesa cada vez que estoy solo.
Esto no se trata de culpas, sino de responsabilidades, y el acoso sexual que sufren millones de mujeres en México, es tú responsabilidad y mía tambien, y de todos.