Por eso las matan

¿Cuántas veces has escuchado después de ver una nota en la que una mujer fue violentada o asesinada por un hombre, alguna de las siguientes preguntas: «¿Y por qué andaba sola tan tarde? ¿Estaba tomada? ¿Cómo iba vestida? ¿Lo habrá provocado? Etc. etc. etc.»? La lista de estas preguntas es interminable, pero todas tienen la misma intención: Responsabilizar a la mujer víctima de violencia de género, de haber sido receptora de esta.

Muchas veces las escuchamos de gente mayor, sin importar su género, y pensamos que es simplemente una cuestión generacional, «así los educaron a ellos, no van a cambiar su forma de pensar», este me parece uno de los peores errores. Personas mayores a los millennials: ¿Crees que nosotros nacimos educados en temas de género o qué carajo? Todo el tiempo estamos aprendiendo del tema porque justamente todos estamos muy mal educados al respecto y nos falta como sociedad muchísimo por aprender y por practicar para alcanzar una sociedad equitativa en la dimensión de género. Así como nosotros y las nuevas generaciones se educan en el tema, tú también debes asumir tu responsabilidad de educarte y de avanzar hacia un mundo más justo para todos con nosotros. Quedarte atrás es opcional, voluntario y francamente estúpido, porque notarás que cada vez la gente joven preferirá estar lejos de ti y te discutirán el aferramiento a tus conceptos arcaicos hasta el punto de no querer hablar más contigo.

Otras tantas veces las escucho de voces de los millennials, me parece aún peor cuando vienen de mujeres ¿Qué no es suficiente que los hombres mantengamos en lugar un sistema de dominación a la mujer por cualquier medio disponible (incluyendo la violencia)? ¿También ustedes nos van a ayudar a conservarlo? Me da mucha tristeza escuchar estas preguntas en esas situaciones viniendo de ustedes. Y cuando vienen de hombres de la generación arriba mencionada, y en las proporciones en que se escuchan en contraste con voces empáticas ante la violencia sufrida por la víctima, me queda muy claro que estamos muy lejos de ser «la generación del cambio». Que los millennials en muchos sentidos seguimos siendo conservadores del statu quo y de las estructuras sociales que nos heredaron.

Existe un concepto llamado «dependencia de la ruta», es algo sobre cómo las instituciones y estructuras sociales de cualquier tipo creadas para proteger ciertos intereses se fortalecen con el tiempo y con las decisiones tomadas en el tiempo, y es cada vez más difícil modificarlas por el efecto de bola de nieve que esto produce al adoctrinar en el pensamiento de protección a esos intereses originales a todos quienes formamos parte de esas estructuras. Pues bien, la dependencia de la ruta de un sistema patriarcal, no la hemos roto los millennials. La «generación del cambio» nos hemos mostrado impotentes ante la necesidad de girar el volante hacia una nueva ruta como sociedad. Me queda claro cada que escucho a personas conocidas y a amistades hacer el tipo de preguntas que detallé al inicio de este texto.

La peor tragedia para mí es escuchar estas preguntas de generaciones aún más jóvenes que los millennials, porque es entonces que se aclara un hecho aún más espeluznante que el no haber podido cambiar este paradigma en nuestra generación: No hemos podido ni siquiera educarnos lo suficiente para que los que vienen atrás sean mejores que nosotros, para que nos empujen y nos obliguen a ser mejores o nos hagan a un lado en los roles de relevancia para el avance social ¿Si no son ellos, quiénes? No hay nada más trágico que ver adolescentes conservadores, que no cuestionan el por qué de las estructuras sociales en que viven y que les heredamos. Nada más trágico que ver muerto el espíritu de rebeldía y de renovación social que las generaciones venideras deben exigir a sus antecesores.

Pero no todo está tan mal, no todo es tragedia. A menudo me encuentro con voces que ante estas preguntas alzan cuestiones a quienes las expresan: «¿Y qué importa si iba sola? ¿Y qué importa si tomó? ¿Y qué tiene que ver cómo iba vestida? ¡Nunca hay justificantes para la violencia! ¡Dejen de poner la responsabilidad en la víctima!» ¡Bravo! También hay voces que entienden que quien ha sido violentada no es responsable de la violencia sufrida, que es siempre el golpeador, el violador, el asesino, el único responsable del daño que causan, y que como tal debe ser entendido por todas las personas para poder comprender la magnitud del problema y la necesidad urgente de atenderlo a través de múltiples esfuerzos en diversos frentes.

Para terminar hablaré de lo peor, de lo que más me ennerva, que es escuchar dos aseveraciones que comúnmente la gente hace refiriéndose a víctimas o posibles víctimas de violencia: «Por eso las violan» y «Por eso las matan». Este par de muy estúpidas sentencias, son la peor forma de asignación de responsabilidad a las víctimas de violencia de género. Dejemos algo claro: NUNCA las violan y NUNCA las matan por algo que ellas hicieron. A las mujeres las violan y las matan porque los hombres de este país (entre muchos otros) fuimos criados como criaturas violentas y para preservar nuestro estatus de dominadores sobre las mujeres, porque los hombres de México somos violadores y feminicidas (y no salgas como imbécil a decir que «no todos», ya publiqué una columna respecto a esa frase).

Es muy fácil entender la violencia de género y entender que ellas no son responsables de ser víctimas de esta cuando nos afecta directamente. Simplemente cuando alguien haga alguna pregunta o sentencia que responsabiliza a la víctima, pregúntale si fuera su madre, su hermana, su hija ¿Opinaría lo mismo y haría las mismas preguntas? Pues si no quieres que las responsabilicen a ellas si algo llegara a pasarles, no responsabilices tú a otras cuando son victimizadas. La responsabilidad de la violencia de género es siempre única y totalmente de quien la ejerce.

Así que si quieres que avancemos como sociedad te propongo una cosa: Deja de hacer preguntas y enunciar sentencias que responsabilizan a las víctimas de violencia de recibirla, y comienza a usar un lenguaje que ponga la responsabilidad en los victimarios como ha debido ser siempre. Si escuchas un «la mató porque lo engañaba», corrígelos y diles que «la mató porque es un feminicida, no por una infidelidad». Insisto una vez más: NADA justifica la violencia y nunca debemos responsabilizar a quien la recibe.

Josué Lavandeira – josue_lavandeira@alumni.harvard.edu

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