Terrorismo Misógino

Hace un par de días conversaba con un buen amigo sobre temas varios, al tiempo que ambos revisábamos nuestras redes sociales como es normal hoy en día. Durante nuestro scrolling de las posts en facebook dimos con un meme que caricaturizaba el hecho de que las mujeres pasaban por alto a los “buenos hombres” para efectos de tener una relación sentimental. La publicación nos llevó a comentar un poco más sobre el tema y salió a relucir el término “incel”, que hasta ese momento era nuevo para mí, y que ahora motiva el tema de la presente columna.    

Siguiendo la definición del diccionario de Cambridge, incel, contracción de involuntary celibate (célibe involuntario), hace referencia a un miembro de un grupo de personas que no son capaces de encontrar parejas sexuales a pesar de desearlo, y que expresan odio hacia las personas a quienes ellos culpan por esta situación: Las “Stacys” y los “Chads”, mujeres y hombres con vida sexual activa.

Luego de revisar otras fuentes, podemos conceptualizar a los incels como hombres misóginos, sexualmente frustrados y potencialmente violentos que se obsesionan con su poco atractivo físico y una serie de supuestas buenas características sentimentales o personales, expresando odio extremo especialmente contra las mujeres y contra una supuesta sociedad feminista opresiva por “negarles injustamente el tener sexo”. Esta expresión de odio se da característicamente vía redes sociales y su célula más radical es responsable de un número incalculable de feminicidios y actos terroristas en todo el mundo. 

Fue la connotada escritora Jessica Valenti en su muy recomendable artículo “when misogynists become terrorists”, publicado por The New York Times en el año 2018, la que en sustitución al relativamente inocente concepto de incels, acuñó el término que le da nombre a esta columna: terrorismo misógino. En él nos dice que: “Además de no proteger a las mujeres, le estamos fallando a nuestros niños: les fallamos al no educarlos para creer que pueden ser hombres sin tener que infligir dolor a otros, les fallamos al no enseñarles que no tienen derecho sobre la atención sexual por parte de las mujeres y les fallamos al no permitirles expresar sus miedos y debilidades sin etiquetarlos como débiles o indignos. No todos los ataques son prevenibles, pero la misoginia que los produce si.”

Es bastante posible que todos tengamos conocidos que se comportan en mayor o menos medida como incels, ese amigo patán que habla sobre el “gran partido” que sería como pareja, cosifica a la mujer y las culpa por preferir a otros hombres mejor parecidos. Es nuestra obligación, en un esfuerzo por ser #MejoresHombres, dejar de normalizar estos comportamientos y contribuir a un mejor ambiente de cohesión social con un enfoque de género.

Arturo Valdez –arturoe.valdezf@gmail.com

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