¿Paga equitativa?

Debido al reciente (y repetido) triunfo de el equipo nacional femenil de fútbol de los Estados Unidos en la Copa del Mundo Femenil de la FIFA, y a noticias recientes sobre cómo en Noruega la federación de fútbol de ese país decidió igualar los salarios de las jugadoras y jugadores de fútbol que representan al equipo nacional, decidí retomar un tema que he discutido antes y que me parece importante hacia un futuro en donde alcancemos la equidad en términos de los salarios para las mujeres atletas. Sobre todo, me interesa hablar sobre lo que podemos hacer como hombres y lo que podemos hacer como sociedad en general para contribuir a un escenario de salarios equitativos para las deportistas.

Durante el año pasado tuve una discusión con un grupo de compañeros (todos hombres) sobre este tema de la paga equitativa a deportistas mujeres. Yo argumentaba que por ahora sería imposible en la mayoría de los deportes debido a las enormes diferencias en los flujos de efectivo que generan la mayoría de ligas deportivas masculinas en comparación con las ligas deportivas femeninas en casi todo el mundo. Un compañero decía que era culpa del sistema, que si los dueños de ligas y equipos invirtieran más en publicitar los deportes de mujeres y en pagarles mejores salarios, también mejoraría el espectáculo y las entradas en deportes femeninos. Otros incluían el hecho de la necesidad de políticas públicas que obligaran a los inversionistas a pagar salarios mínimos de acuerdo a los niveles de ingresos de las ligas, etc.

Todos teníamos algo de razón, pero es difícil poder encontrar una solución integral al problema de la disparidad salarial entre deportistas hombres y mujeres, porque como cualquier tema social, es multidimensional. Así que trataré aquí de explicar mi postura y cómo creo que todas las personas podemos contribuir a tener un escenario deportivo más justo para las mujeres con salarios comparables a los que los hombres ganan en las grandes ligas deportivas del mundo.

Creo que si en un esfuerzo por equiparar por la fuerza los salarios, los estados implementan políticas que obliguen a los dueños de equipos a pagar a las atletas salarios comparables a los de sus contrapartes masculinas, provocaría una de dos cosas: 1) que los dueños de ligas y equipos deportivos tuvieran que reducir los salarios de los deportistas masculinos para poder costear mejores salarios para las mujeres deportistas, reduciendo la calidad en los equipos y en las ligas al no poder atraer a los mejores jugadores, lo cual bajaría la calidad del espectáculo y dañaría el negocio del deporte colectivo masculino sin mejorar en nada el espectáculo e ingresos del deporte femenino; o 2) que incrementaran los salarios de las deportistas mujeres sin que existiera un sustentable aumento en el flujo de efectivo hacia los equipos y ligas del deporte femenino, provocando que los inversionistas pierdan interés en seguir poniendo su dinero en un negocio claramente insostenible. Estos dos escenarios no solamente dañarían el deporte femenino, dañarían el deporte colectivo femenino y masculino en su totalidad, el espectáculo del deporte debe ser negocio para que pueda ser sostenible.

¿Entonces deberíamos aceptar que simplemente no exista paga comparable para las mujeres en el deporte?

No, pero primero debemos comprender de cerca los escenarios viables que pueden ir acompañados de políticas públicas y acciones concretas que nos ayuden a mejorar el balance de los salarios de atletas mujeres en comparación al de los atletas hombres.

Existen deportes en los que no costaría nada a las ligas, asociaciones o federaciones tomar acciones de equidad, por ejemplo, la ATP (Asociación de Tenistas Profesionales) podría cobrar lo mismo en boletos por partidos de mujeres y hombres en sus torneos, alternar los juegos finales para cerrar torneos entre partidos de mujeres y de hombres; las organizaciones de boxeo o de artes marciales mixtas podrían dar prioridad a las peleas de atletas mujeres en horarios de primetime y con costos de boletos equiparables a las de peleas de hombres. No costaría tampoco a las federaciones nacionales igualar los salarios de sus equipos y atletas representativos, como hizo Noruega. Estos pasos podrían tomarse si existen dos elementos: La voluntad de las organizaciones deportivas por hacerlo, y el apoyo de los aficionados deportivos, y es aquí donde también explicaré lo que creo que podría funcionar mejor para los deportes colectivos:

Apoyemos el deporte femenino. Si queremos salarios equitativos, debemos lograr que los deportes femeninos sean tan lucrativos como industria como lo es el deporte masculino. Las personas dueñas de ligas y equipos no tienen incentivos para invertir en ellas ni en las atletas si no pueden obtener réditos económicos. Si vamos a los estadios a ver sus juegos, si los sintonizamos por televisión (estas dos acciones son las más importantes, la gran mayoría del flujo de efectivo para ligas y equipos viene de taquillas de los estadios, y aún más, de derechos de transmisión para televisión), si compramos mercancía y parafernalia deportiva de las atletas femeninas y sus equipos, si además exigimos que existan políticas de las asociaciones, organizaciones y ligas para pagarles con relación a los ingresos que generan, y si boicoteamos (aunque sea un poco) a las organizaciones que no están tomando acciones concretas para apoyar la equidad económica por género (ejemplo: no veas la final masculina de Wimbledon el domingo, pero sí ve la final femenina mañana), podemos mandar un mensaje claro a la industria deportiva de que la sociedad en su conjunto queremos ver un mundo equitativo en los pagos que reciben las y los atletas por su trabajo.

Esto no será un cambio de un día para otro, debemos ser conscientes de que las ligas deportivas masculinas han requerido de décadas de desarrollo para llevar al nivel de ingresos que tienen ahora y que les permiten pagar salarios estratosféricos a sus atletas, sin embargo podemos acelerar muchísimo el desarrollo de las ligas deportivas femeninas si tomamos acciones concretas como las arriba mencionadas para apoyar este desarrollo. Adicionalmente, debemos exigir de las asociaciones y organizaciones deportivas, que hagan los cambios y modificaciones relativos al tema de equidad salarial que están dentro de sus posibilidades y que no afectan el desarrollo de los espectáculos deportivos como negocios.

En mi perspectiva, los espectáculos deportivos con atletas mujeres, tienen absolutamente todas las posibilidades de desarrollarse al nivel del que ahora gozan muchos espectáculos deportivos con atletas hombres, pero requiere el esfuerzo y atención de todos nosotros como sociedad, y no solamente la exigencia de equidad salarial mediante políticas de obligatoriedad en los pagos, que no lleven un sustento financiero para asegurar la sostenibilidad de la industria deportiva en el largo plazo.

Josué Lavandeira – josue_lavandeira@alumni.harvard.edu

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