A veces, pienso en matarme

Así, justo así como suena el título. Escribo esto porque vivo en un país en donde los hombres nos suicidamos a una tasa 4 veces mayor que la población femenina, y en una ciudad con una de las mayores tasas de suicidio del país. Escribo esto porque vivo en un país en donde la salud mental se mantiene estigmatizada, más para los hombres, porque en México, atender nuestra salud mental resta a nuestra hombría. Escribo esto porque a veces pienso en matarme, y porque me aterra el pensamiento.

No he tenido una vida particularmente difícil, más bien he gozado de todas las oportunidades del mundo para hacer de ella todo lo que yo he querido. Nunca tuve dificultades para aprender o para avanzar mi carrera. Tengo estudios de licenciatura, dos grados de maestría (uno de ellos de la mejor universidad del mundo), una especialidad y decenas de cursos y diplomados; seguramente empezaré un programa doctoral pronto. Tengo un buen trabajo en una institución que amo y en donde aporto en un área que me hace sentir que contribuyo a la educación de nuestro país, lo cual me hace muy feliz; porque sí, la mayor parte del tiempo soy muy feliz.

Tengo una familia hermosa, mis hermanos son dos de los mejores hombres que conozco, nos amamos y nos lo demostramos todo el tiempo, mi mamá es una mujer a la que deberían ponerle un puto monumento a su valentía y a su resiliencia; también nos amamos mucho y también nos lo demostramos todo el tiempo. Mi cuñada es una mujer increíble y mis sobrinitas me dan una alegría inexplicable, son las dos niñas más bonitas del mundo y las amo tanto, me da muchísimo gusto verlas, ver el papá que es mi hermano, ver todo ese amor en nuestra vida, es inexplicable. Mis primos y primas son como mis hermanos, mis tíos y tías son como segundos padres y madres, nos amamos mucho y también nos lo demostramos todo el tiempo. Nunca me faltó amor, nunca me faltó comida, nunca me faltó educación, nunca me faltó atención, nunca me faltó nada… nada.

¿Y entonces? ¿Qué carajo estoy pensando cuando pienso que tal vez ya no quiero esto? No lo sé, no lo puedo explicar. No es algo racional, no es algo pensado, es algo sentido.

Toda mi vida he tenido ansiedad. Vivo todas las conversaciones y todas las situaciones en mi mente un millón veces antes de que sucedan, cuando suceden, y después de que sucedieron. Todo lo que dicen y cómo se comporta la gente entre ellos y para conmigo, lo internalizo, lo pienso para mí y para lo que me significa. Y esta es la peor parte: No tiene sentido, es una estupidez. Esto me provoca sentirme aún peor, porque ¿Pues qué mierda estoy pensando? Tengo TODO. Vivo una vida llena de privilegios ¿Y entonces? Entonces sentirme así crea un ciclo vicioso, de culpa, de mucha culpa, porque pues, no tengo ningún motivo para sentirme así, excepto mi egoísmo. Porque lidiar con la depresión, es también lidiar con la culpa que representa sentirte deprimido, cuando no tienes ninguna razón para sentirte así.

Hace apenas dos años en una situación de mucha desesperación y mucha ansiedad, decidí buscar ayuda profesional para atender estas emociones. La atención profesional de la salud mental cambia la vida, de verdad la cambia mucho para bien. Me sentí tan imbécil de no haberlo hecho antes, me siento ahora mismo tan imbécil de no estar yendo regularmente cuando sé que lo necesito, es como saber que necesitas tomar un medicamento para mantenerte vivo, y por pura necedad decidir ignorarlo y no tomarlo.

Me asusta cuando pensamientos obscuros me inundan, no puedo evitar pensar en cuánta gente, en un momento así, decide dejar de ser. Cuántas emociones, sueños, pensamientos, sentimientos, dejan de ser, por un momento de desesperación y de desatención a nuestra salud.

Creo que nunca he sentido miedo por la muerte, siento miedo de una vida inconsecuente, siento miedo de no cumplir los ridículos estándares de excelencia de vida que yo mismo me impongo para ella. Es una estupidez, lo sé, pero me siento obligado a dar todo de mí para hacer de este país y de este mundo un lugar mejor. No me voy a matar, me voy a morir trabajando, cambiando este lugar para que sea un poquito mejor. No sé si lo voy a conseguir, pero me voy a morir intentándolo.

No, no me voy a matar. Me encanta vivir, amo estar vivo, y muy al estilo de Schopenhauer, amo también mis experiencias negativas, mi dolor. Porque es parte de estar vivo, porque no podemos vivir sin sentir; porque afortunadamente, tengo tanto, que puedo perder tiempo pensando en lo que me lastima. Acá voy a estar con ustedes, ojalá mucho tiempo, ojalá haciendo cosas buenas… Aún así, a veces, pienso en matarme.

Escribo esto como un llamado a todos los que como yo, viven con estas emociones como parte de su vida. Les ruego que nos atendamos, que no ignoremos sentirnos así. No sé si todo mundo en algún momento lo sienta, pero si lo sientes frecuentemente ¡Atiéndelo por favor! Nos queremos sanos, nos queremos haciendo juntos un mundo mejor, y te necesitamos ¡Créeme, te necesitamos!

Josué Lavandeira – josue_lavandeira@alumni.harvard.edu

3 comentarios de “A veces, pienso en matarme”

  1. Hijo: gracias por tus palabras, yo muchas veces pensé matarme cuando la vida se me rompió en pedazos, cuando tu padre murió, cuando me vi sola frente al mundo y frente a una vida que no deseaba vivir, con ustedes pequeños, huérfanos de padre, de su amor y de su protección, cuando la gente te acosa, te abusa de mil maneras, o te abandona…
    Pienso que no sé cómo pude seguir viviendo en tanta hostilidad, con gente que amas y te da la espalda, a veces tu familia misma y te sientes perdido y ya no encajas con los amigos, ya no eres bienvenido en donde lo fuiste antes, a nadie le importas, ni te quieren cerca…duele, pero se sobrevive, lo que no te mata, te fortalece y ese veneno te alimenta, pero te daña y no vuelves a ser el mismo nunca…
    El haber estudiado Teología me hizo fuerte, me hizo crecer, creer en un DIOS que es un espíritu de bondad y que en mis peores momentos me ayudó a ser fuerte…pero mi vida siguió por AMOR, por el inmenso amor a ustedes 3, mis hijos, mi motor, mi todo…
    Es normal sentirse así, pero no se puede dejar caer en ese hoyo llamado depresión, porque no eres débil, da miedo vivir, da miedo no saber a dónde vamos, ni cómo, pero hay que creer que podemos para hacerlo.
    Eres un gran hombre, créelo y vívelo. La vida es una carrera de obstáculos, a veces te caes, a veces los brincas, a veces te sangran las rodillas, pero aún sangrando, hay que levantarse y seguir corriendo, porque la vida no se detiene por nosotros…Te amo muchísimo, aqui estoy y lo sabes, busca ayuda YA!!

  2. Wooow, precisamente hace 5 horas iba manejando y pensando en matarme… Que absurdo vdd? Mucha razón en todo lo que escribes, me encanto! Saludos…
    Espero te acuerdes de mi Gina Mtz

    1. Claro que me acuerdo Gina. Y sí, parece absurdo y ridículo, pero esa racionalización no hace que ese pensamiento desaparezca, por favor no lo ignores, atiéndelo. Te mando un abrazo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *